Roberto (*) 55 años, con diagnostico de cáncer metastatico de la unión gastro-esofagica, se interna en el piso de oncología, para recibir su 3 sesión de quimioterapia,
Hoy yo soy su doctora, para alegría de los dos, el descubre en mi ronda matutina por la sala, que tengo un acento algo raro, y enseguida en claro porteño me pregunta si soy Argentina, a lo cual respondo con una gran sonrisa “obvioooooo”.
Después de los 5 minutos de charla introductoria obligatorios para todo argentino que se encuentra con otro semejante en alguna parte del planeta, Roberto ya me caía bien, lo hacia un buen tipo, macanudo como diría mi mama, alguien cuyo destino estaba marcado por una difícil enfermedad de reciente diagnostico, el cual todavía no se había enterado o no quería enterarse de su mal pronóstico.
Creo que esa es la parte mas difícil para un medico o para mi, hacer de cuenta que no pasa nada con el paciente, cuando todos vemos al elefante rosa parado en medio de la habitación; la muerte.
Es un tema que le di muchas vueltas en mi cabeza y en mi terapia, y aunque tengo toda la teoría, en el momento en el que me tengo que enfrentar a un paciente que no sabe (o no quiere saber) que se va a morir, siento un nudo en el pecho y me debato en mis adentros el decirle la verdad de la forma más cruel para que reaccione lo más rápido posible o simplemente le sigo el juego y dejo que se vaya con su negación hacia su lecho de muerte.
Todavía no tengo la respuesta correcta, pero es un arte que se aprende a dominar con el tiempo vas aprendiendo y leyendo los tiempos del paciente, y hasta donde esta dispuesto a saber.
La historia con Roberto siguió, idas y vueltas de sus internaciones, fui conociendo a su familia, su mama, su pareja, sus amigos, todos ya me conocían como la doctora “Argentina” que atiende a Roberto “la jovencita” también solían decirme; y la verdad que lo era y además de todo era nueva, tenía unas pocas semanas en Beer Sheva y en la residencia de oncología, y justo me vino a tocar un paciente que habla mi mismo idioma, pero no que no quiere ver mi misma realidad.
Al tiempo de Roberto, apareció Diego (*), otro chico argentino con un pronostico igual de terminal, pero entre ellos se hicieron amigos, los ponían en la misma habitación cuando estaban internados, me gustaría poder decir que hablaban de futbol o tomaban mates, pero la realidad que las veces que los escuche hablar, se contaban sus experiencias con la quimioterapia, cuantas veces había vomitado, como eran los días post tratamiento, con la debilidad que los caracteriza, como manejaban el dolor y los efectos adversos de los opiáceos.
Debo confesar que el hecho que se hayan hecho confidentes me facilitaba la tarea, tenían a alguien más con quien hablar de lo que les pasaba, y no todo recaía sobre sus familias o sobre mi.
Con los pacientes argentinos que me toco atender se fue dando este fenómeno de confianza total en mi persona, a pesar de que ellos tenían su oncólogo de cabecera, se referían a mi como “Su doctora” y con el tiempo y después de alguna prueba de confianza que sin darme cuenta les habré dado, la palabra mía era la única que valía para ellos, llevando a sentirme incomoda en más de una ocasión, por que la verdad que no me sentía preparada en esta instancia de mi formación para afrontar semejante compromiso.
Pero fue una responsabilidad que con el tiempo aprendí manejar al igual que el idioma; un detalle fundamental el cual hasta ese momento me impedía expresarme como me realmente me gustaría, pero lo cual me ha llevado a buscar otras formas de comunicación, una mirada, una mano en el hombro, una sonrisa, una mueca de “yo te entiendo”.
De verdad espero no ofender a nadie, y voy a aclarar desde ya que trabajaba con un equipo de médicos increíbles que buscaban siempre lo mejor para sus pacientes, pero que a veces no se comunican de la mejor manera. Pongamos las cosas en contexto para que puedan entender un poco mas:
2) La mayoría de los médicos con los que trabajo (casi el 90%) proviene de países de Europa oriental, Rusia, Ucrania. Etc, los cuales no me cabe duda recibieron una formación médica excelente, pero yo creo que debido al tipo de sociedad en la cual se criaron (regímenes totalitaristas y dictaduras), sufren una falta de calidez humana por decirlo de alguna manera, que en oncología es fundamental para comunicar al paciente y su familia las malas noticias.
3) La otra parte de los médicos, son israelíes, lo cuales a grandes rasgos puedo afirmar que tiene una personalidad mas similar al latino, pero acá en Israel para ingresar a la facultad de medicina se debe pasar un examen muy difícil llamado psicométrico, en cual en general lo aprueban personas con un coeficiente intelectual muy alto, pero otra vez, volvemos al tema de que estas personas muchas veces por su gran inteligencia y dedicación a su carrera, también sufren esa falta de empatía fundamental para tratar pacientes terminales.
Así fue como un poco Roberto y Diego me hicieron sentir como en casa, aunque ya pasaron 9 años desde que fui su medica, los recuerdo con mucho cariño, ellos fueron una parte importante en mi formación como oncóloga, aprendí muchísimo de las interacciones con ellos, de psicología, pero sobre todo de la calidez humana, me hubiese gustado que el sistema medico los guiase un poco mas hacia al final del camino, ya que notaba a ambas familias bastantes perdidas y yo sola no podía ayudarlos.
Otra de las frases de mi papa que se me venia a la memoria en esos momentos era “Ante todo en la vida se gente”, era su forma de decirme que por sobre todas cosas tenia que priorizar el trato humano a las personas, en especial a mis pacientes. Cuanta razón tenias Papi.
Creo que ahora pueden tener un mejor panorama por que realmente a veces no importaba si no hablaba correctamente el idioma, y yo se que muchos de ustedes hubieran preferido a esta simpática y torpe medica argentina les comunicara las malas nuevas por que por lo menos les hubiera alcanzado un papel tissue para secarse las lagrimas, en vez de una mirada de hielo y un montón de terminología médica sin sentido.
A mis pacientes, con amor, Siempre.
Leti
* Aclaración: Los nombres usados en este blog son ficticios con el objetivos de proteger la identidad de todas las personas involucradas.