ULTIMA SEMANA DE TRABAJO EN BEER -SHEVA; “LA IDIOTA CON PODER" \LAST WEEK OF WORK IN BEER-SHEVA; "THE IDIOT WITH POWER"

by - July 04, 2022




Siempre que cuento o recuerdo esta historia, me viene a mi cabeza una sensación de angustia e impotencia terrible, mezclado con mucha rabia, y me recuerda uno de los motivos por los cuales me quise ir de Israel; la burocracia y la falta de empatía.

Resulta que se acercaba mi última semana trabajando en el hospital de Beer-Sheva y como ya me había enfrentado en el pasado a la ineficiencia de las empleadas de recursos humanos, esa vez quise ser previsora e ir allí con tiempo para evitar alguna ‘sorpresa” desagradable.

Cuando empecé a trabajar en el hospital tuve que llenar unas aproximadamente 100 páginas de formularios de ingreso (y les juro que no estoy exagerando), como todo era en hebreo, el marido de mi amiga finlandesa llamada Aino, me ayudo un poco durante el fin de semana a completarlos.

Me acuerdo la sensación de estar completamente abrumada y perdidas mientras deambulaba por los jardines del hospital buscando la oficina para los nuevos empleados, y tratando de entender que documentos me faltaban para poder terminar mi ingreso al hospital.

Allí fui donde conocí a la empleada más inoperante que vi en mi vida, una señora de unos 60 años, llamada Amelia, que estaba contando los días para jubilarse desde el momento que empezó en ese trabajo. La primera vez que fui a su oficina (que termine llorando para variar) no me podía atender por que se le estaban secando la uñas que recién se había pintado. Que inoportuna esta medica sudamericana que se le ocurre ir un lunes en horario laboral a pedirle precisamente que haga su trabajo, justo en el momento que ella decidió embellecer sus manos.

Desde ese día me di cuenta de que esa persona se iba a convertir en “El idiota con poder” del hospital, eso significa en esa persona totalmente inútil, pero con la capacidad de arruinarte y complicarte la vida si quiere. Con ella siempre tuve problemas; sueldos mal liquidados, guardias no cobradas, horas de menos, siempre pero SIEMPRE había un error, y no era solo yo, todos los residentes sabían lo inoperante que era ella.

Por eso mismo, una semana antes de mi último día, fui especialmente a su oficina, después de haber completado con más de un mes de anticipación todos los requisitos de cambio de hospital para chequear que todo estaba en orden y no tener que andar corriendo a último momento con más formularios y burocracia.

Así fue como llego mi último día, mi última post guardia, me dirigí a la oficina de recursos humanos a entregar mis credenciales, y ahí fue donde me entero del cagadon que se había mandado. Para no hacérselas larga con los detalles de su inoperancia, ella se “olvido” de avisarle a la agencia de impuestos de Israel de mi cambio de hospital, y como ese mes supuestamente recibía un ‘bonus extra’ por estar trabajando en un hospital de la periferia del país, automáticamente pague un 40% de impuestos sobre un dinero que nunca recibí (por q ya no me correspondía), en resumen se me confiscaron el dinero de aproximadamente 3 sueldos, lo que significaba que no iba a tener dinero hasta por lo menos dos meses hasta que comience a trabajar en el nuevo hospital.

Me acuerdo el ahogo y pánico que sentí al escuchar sus palabras y ver la cara de tonta que ponía diciéndole a su compañera “uhhh nos olvidamos de avisarles”, cuando por fin pude entender la situación, me empecé a llorar de bronca y rabia, pensaba para mí, como esta persona tan inepta puede seguir trabajando, y ni siquiera tenía las herramientas idiomáticas para defenderme.

La otra empleada que era un poco más despierta me convenció de que si iba en ese momento a la agencia de impuestos y les explicaba el problema (que para ese momento ni yo lo terminaba de entender), ellos podrían arreglar el error y liberar mi dinero en cuestión de días.

En un intento absurdo me dirigía allí, cansada, post guardia, y con los ojos hinchados de llorar, y la respuesta que obtuve es que se tardarían por lo menos entre 6-12 a meses en devolverme el dinero porque no sé qué cosas de la liquidación de impuestos; más llanto y más bronca.

La rabia era sobre todo porque esta vez me quise anticipar y ser lo suficientemente previsora para evitar justamente lo que acababa de pasar.

Me acuerdo de que ese día mientras manejaba de vuelta a Tel Aviv por última vez, pensé para mis adentro que me tenía que calmar, y que esto es más grande que yo, decidí entonces que contrataría a un contador que me ayude a solucionarlo y por ahora yo no iba a tener que lidiar con mas burocracia. Mi contador después de casi dos años de idas y vueltas consiguió que me devuelvan mi dinero.

Nunca me gustaron los conflictos y muchos menos las batallas legales, pero en ese momento indague sobre presentar algún tipo de denuncia por los daños que su ineficiencia había producido en mí, pero mi contador me persuadió de no hacerlo. 

La verdad que creo mucho en la filosófia que la vida no son las cosas que te pasan si no como te las tomas, pero creo que también hay un límite, y a veces uno tiene que correrse de situaciones o lugares donde se repiten patrones que te hacen mal, léase trabajos, amigos, familiares, países, relaciones, etc.

Aprendí que a veces uno tiene que pedir ayuda profesional y que no se puede con todo, que la vida no siempre es justa, pero al final la decisión de seguir adelante y tratar de aprender y mejorar queda en uno mismo, y que las Amelías del mundo ojala puedan ir desapareciendo, cuando la gente tenga trabajos con verdadera vocación que los hagan sentir realmente  felices. Al final de cuentas pobre Amelia, toda una vida esperando que sean las 4 pm para poder irse a su casa.



Saludos

Leti


Whenever I tell or remember this story, a feeling of anguish and terrible helplessness comes to my mind, mixed with a lot of anger, and it reminds me of one of the reasons why I wanted to leave Israel; bureaucracy and lack of empathy.
It turns out that my last week working at the Beer-Sheva hospital was approaching and since I had already faced the inefficiency of the human resources employees in the past, this time I wanted to be proactive and go there early to avoid any unpleasant surprises.”.
When I started working at the hospital, I had to fill out about 100 pages of intake forms (and I swear I'm not exaggerating), since everything was in Hebrew, the husband of my Finnish friend named Aino helped me a bit to fill them out.

I remember feeling completely overwhelmed and lost as I wandered through the hospital grounds looking for the office for new hires and trying to figure out what documents I was missing in order to complete my admission to the hospital.
That's where I met the most ineffective employee I've ever seen, a lady in her 60s named Amelia, who was counting down the days to retirement from the moment she started that job. The first time I went to her office (which she ended up crying as expected) she couldn't help me because her nails that she had just painted were drying. How inopportune is this South American doctor who decides to go on a Monday during business hours to ask her precisely to do her job, just at the moment she decided to beautify her hands.
From that day on I realized that this person was going to become “The Idiot with Power” at the hospital, that means that totally useless person, but with the ability to ruin you and complicate your life if she wants. With her I always had problems; poorly paid salaries, unpaid shifts, hours less billed, always but ALWAYS there was an error, and it wasn't just me, all the residents of the hospital knew how ineffective she was.
For this reason, a week before my last day, I went especially to his office, after having completed all the hospital change requirements more than a month in advance to check that everything was in order and not have to run to last minute with more forms and bureaucracy.
That's how my last day arrived, my last post on call, I went to the human resources office to hand in my credentials, and that's where I found out about the tremendous mistake she had made. In order not to dwell on the details of her ineffectiveness, she "forgot" to notify the Israel tax agency of my change of hospital, and since that month I supposedly received an 'extra bonus' for working in a hospital of the periphery of the country, I automatically paid 40% taxes on money that I never received (because it no longer corresponded to me), in short, the money of approximately 3 salaries was confiscated, which meant that I was not going to have money for at least two months until he starts working at the new hospital.
I remember the suffocation and panic I felt when I heard her words and saw the silly face she made telling her partner “uhhh we forgot to tell them”, when I finally understood the situation, I started to cry with rage, I thought to myself, how can this inept person continue to work, and I didn't even have the language tools to defend myself.
The other employee who was a little more alert convinced me that if I went to the tax office at that moment and explained the problem to them (which at that moment I didn't even fully understand), they could fix the mistake and release my money. in a matter of days.
In an absurd attempt I went there, tired, post on-call, and with swollen eyes from crying, and the answer I got is that it would take at least 6-12 months to return my money because I don't know what things about the tax settlement; more crying and more anger.
The anger was above all because this time I wanted to anticipate and be farsighted enough to avoid precisely what had just happened.
I remember that day while driving back to Tel Aviv for the last time, I thought to myself that I must calm down, and that this is bigger than me, so I decided that I would hire an accountant to help me solve it and for now I was not going to have to deal with more bureaucracy. My accountant after almost two years of back and forth managed to get my money back.
I never liked conflicts and much less legal battles, but at that time I inquired about filing some kind of claim for the damages that their inefficiency had caused me, but my accountant persuaded me not to do so.
The truth is that I believe a lot in the philosophy that life is not the things that happen to you but how you take them, but I think there is also a limit, and sometimes one has to run away from situations or places where patterns are repeated that make you harm, read jobs, friends, family, countries, relationships, etc.

I learned that sometimes you have to ask for professional help and that you can't handle everything, that life isn't always fair, but in the end the decision to move forward and try to learn and improve is up to you, and that the Amelias of world, hopefully they can disappear, when people have jobs with a true vocation that make them feel really happy. At the end of the day, poor Amelia, a lifetime waiting for it to be 4 pm so she can go to her house.

Best
Leti

Author's note: The photo I chose is of an Argentine actor who had a character of a public employee who always worked reluctantly

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