Mi rotación por medicina interna parte II: El peor de los miedos\ My Internal Medicine Rotation Part II: The Worst Fear

by - May 22, 2022

Bueno aquí estas estos son, ya les presenté a los personajes que me acompañaron durante los 9 meses más intensos de mi vida, y con la palabra intenso me quedo corta.

Para que se den una idea cada unidad de medicina interna en donde trabajaba tiene capacidad para unas 40 camas, y unas 6 en terapia semi-intensiva, y en ese hospital había unas 6 unidades, así que imagínense el tamaño del hospital, claro que cada una tenía distinta reputación, la mía según se rumoreaba en los pasillos gozaba de una bastante buena en su momento, pero últimamente venia en picada y allí fue cuando llegue yo.

Durante el día estaba lleno de gente; familiares, enfermeras, estudiantes, residentes, jefes de servicio, asistentes sociales, etc. Pero a las 4 pm la gente empezaba a desaparecer, casi como intuyendo lo que se venía en las próximas horas y allí es donde el  residente de turno se quedaba solo con su pobre alma y comenzaba la tan temible; guardia de medicina interna.

Les confieso que ya les hice un post spoiler alert sobre las guardias allí, (Mi peor guardia) pero no me alcanzo uno solo para contar con detalle lo que fue ese calvario, para empezar mi primera guardia fue obviamente en medio de (Los misiles), claro los infaltables, que más le gustaría a esta pobre medica argentina muerta de miedo de enfrentarse a su primera noche sola a cargo de semejante servicio, que unas buenas sirenas y corridas al refugio anti-bombas para descontracturar. 

En Argentina me hubieran convidado unos mates, en Israel te tiran unos misiles, te cierran dos unidades de medicina interna por razones de seguridad (estaban muy expuestas si llegaba a caer el misil en cuestión) lo que significada que automáticamente comenzaba la guardia con 15 traslados nuevos, hermoso.

La primera no estuvo tan mal, los otros residentes se quedaron y me ayudaron, la verdad que siempre hubo mucho compañerismo, o compasión si se lo quiere decir, todos sabíamos que una o dos veces por semana el pobre infeliz de turno iba a ser uno de nosotros, así que tratábamos de dejarle todo lo más ordenado posible, teníamos códigos, sabíamos lo que significaba esas noches de soledad, pánico y llanto.

Hasta las 8-10 pm, el ritmo de trabajo era tolerable, los pacientes todavía estaban en la sala de emergencia abajo esperando ser atendidos para ver si eran internaban o no, pero después de las 11 pm la cosa se empezaba a poner fea, uno tras otros te iban llegando los ingresos, sin parar, desde las cosas más tontas, hasta los posibles infartos, pasando por mujeres golpeadas hasta ancianos con infecciones urinarias, hasta ahí más o menos lo podía manejar, pero el peor de los miedos era;  PEQSD (El paciente estable que se descompensa).

Siempre era el menos pensado, porque después de tanto tiempo ya con Vladimir tratábamos de anticiparnos quien podía ser el pobre paciente que te puede dar problemas a la noche y no dejarte dormir (como si dormirías si eso no pasara), obviamente nunca le acertábamos, y era la sorpresa de la noche, porque con ese solo paciente todos tus recursos mentales, tiempo y energía se iban a ser destinados a el, lo que significada que no iba a tener ni tiempo de ir al baño, te ibas a casi infartar del stress y te quedarías hasta después de la guardia para terminar de escribir tus ingresos.

La peor experiencia que tuve con un PEQSD, fue un sábado a la mañana, 8:55 am, el cambio de guardia es a las 9 am, Samir llego un ratito antes entonces le pude hacer el pase a tiempo y ya para es ahora me estaba yendo a cambiar cuando escucho a la enfermera gritar: “El paciente de las 44 no reacciona, activemos el código de resucitación ”, cuando llegue a la habitación, Samir ya estaba arriba del paciente haciéndole RCP, era un hombre de unos 50 años que se había ingresado el jueves por un dolor en el pecho, todos los estudios para descartar un infarto le dieron normal y el electro no tenía nada raro, lo dejamos una noche mas para controlarlo, se sentía bien, y a la mañana estaba desayunando cuando de repente se desplomo.

Después de un largo de intentos de resucitación Samir y del equipo de terapia intensiva, declararon el deceso.

Yo para ese momento estaba “liberada” de mi guardia, pero no tenía la fuerza para irme a mi casa todavía, me quede esperando que llegue su esposa, la cual llamamos inmediatamente y fui testigo de manera casi morbosa de cómo le daban la noticia y ella rompía en llanto, me quise quedar porque en mi cabeza pensaba que si le alcanzaba un vaso de agua me haría sentir mejor, cuanta experiencia me faltaba todavía.

Me volví a mi casa manejando porque para eso momento ya me había mudado a Tel Aviv, estaba en estado de shock, no podía creer lo que acaba de pasar y lo que había experimentado mi pobre alma, más allá de que en el servicio de oncología había pasado por esas situaciones muchas veces esta vez era distintos, los familiares de los pacientes oncológicos sabian que se acercaban los últimos días de sus seres queridos, pero en este caso fue totalmente  repentino, nadie se lo venia venir, sentí que fue una jugada sucia de la muerte, a traición.

Me pase el resto del fin de semana atónita, sin querer hablar con nadie, son esas cosas que te guardas para vos y no se las podes contar a tus amigos o tu familia porque ni vos misma lo estas pudiendo digerir, solo se lo pude contar a mi amiga Linda que también es médica, y el domingo siguiente lo hablamos en el pase de la mañana con Samir, a partir de ese día nos volvimos compañeros de herida,  con mirarnos entendíamos perfectamente lo que estábamos sintiendo por dentro y aunque eso no era suficiente, me ayudaba a sentirme menos sola en ese duelo absurdo de una muerte inesperada.


Well, I already introduced you to the characters that accompanied me during the most intense 9 months of my life, and with the word intense I fall short.
To give you an idea, each internal medicine unit where I worked has capacity for about 40 beds, and about 6 in semi-intensive care, and in that hospital there were about 6 units, so imagine the size of the hospital, of course each one had a different reputation, mine was rumored to have a pretty good one at the time, but lately it was going downhill and that's when I arrived.
During the day it was full of people; family members, nurses, students, residents, department heads, social workers, etc. But at 4 pm people began to disappear, almost as if sensing what was coming in the next few hours and that is where the resident on duty was left alone with his poor soul and the fearsome began; internal medicine night shift
I confess that I already made a spoiler alert post about the shifts there,(My worst on call) but I couldn't describe in detail what that ordeal was like, to begin with my first night shift was obviously in the middle of rockets , of course, what would this poor Argentine doctor, scared to death of facing her first night alone in charge of such a service, like more than a few good sirens and runs to the bomb shelter to decontract the night.
In Argentina they would have invited me some mates (a typical infusion), in Israel they throw some rockets at you, they close two internal medicine units for security reasons (they were very exposed if the rocket in question fell) which meant that it automatically started the shift with 15 new transferred patients, beautiful.
The first one was not so bad, the other residents stayed and helped me, the truth is that there was always a lot of camaraderie, or compassion if you want to say it, we all knew that once or twice a week the poor wretch on duty was going to be one of us, so we tried to leave everything as organized as possible, we had codes, we knew what those nights of loneliness, panic and crying meant.
Until 8-10 pm, the pace of work was tolerable, the patients were still in the emergency room downstairs waiting to be seen to see if they were admitted or not, but after 11 pm things started to get ugly, one after others income was coming to you, without stopping, from the silliest things, to possible heart attacks, through battered women to elderly people with urinary infections, until then more or less I could handle it, but the worst of the fears was; TSPD (The stable patient who decompensates).
It was always the least expected, because after so much time with Vladimir we tried to anticipate who could be the poor patient who can give you problems at night and not let you sleep (as if you would sleep if that did not happen), obviously we never hit him, and it was the surprise of the night, because with that single patient all your mental resources, time and energy were going to be allocated to him, which meant that I was not going to have time to go to the bathroom, I was going to almost have a heart attack of stress and I would stay until after the call to finish writing the admissions of the new patients.
The worst experience I had with a TSPD was on a Saturday morning, 8:55 a.m., the shift change is at 9 a.m., Samir arrived a little earlier so I was able to pass him on time and that's it now. I was going to change when I heard the nurse yell: "The patient at 44 does not react, let's activate the blue code", when I got to the room, Samir was already above the patient doing CPR, he was a man in his 50s who he had been admitted on Thursday for chest pain, all the tests to rule out a heart attack gave him normal and the electro had nothing unusual, we left him one more night to control it, he felt fine, and in the morning he was having breakfast when suddenly he collapsed
After a long attempt at resuscitation, Samir and the intensive care team declared his death.
By that time I was "released" from my night shift, but I didn't have the strength to go home yet, I stayed waiting for his wife to arrive, which we called immediately and I witnessed in an almost morbid way how they gave him the news and she burst into tears, I wanted to stay because in my head I thought that if I handed her a glass of water it would make me feel better, how much experience I still needed.

I drove back home because by that time I had already moved to Tel Aviv, I was in a state of shock, I couldn't believe what had just happened and what my poor soul had experienced, beyond the fact that in the oncology service I had been through these situations many times, this time it was different, the relatives of the cancer patients knew that the last days of their loved ones were approaching, but in this case it was totally sudden, nobody came to it, I felt it was a dirty move of death, by betrayal.
I spent the rest of the weekend stunned, not wanting to talk to anyone, it's those things that you keep to yourself and you can't tell your friends or family because you can't even digest it yourself, I could only tell them to my friend Linda who is also a doctor, and the following Sunday we talked about it in the morning rounds with Samir, from that day on we became wounded companions, by looking at each other we understood perfectly what we were feeling inside and although that was not enough, it helped me feel less alone in that absurd mourning of an unexpected death.

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